domingo, 25 de mayo de 2014

Viaje a Mont Mégantic

Hace un tiempo que estoy viviendo en una casa con otras cuatro personas. La verdad que es muy lindo y me está haciendo conocer muchísimas cosas nuevas. En otro post voy a escribir sobre la casa y, sobretodo, la gente. Pero hoy no es el momento. Hoy quiero escribir sobre una de las experiencias que la casa me dio.

De todas maneras, todo tiene un contexto y sin él las situaciones carecen de sentido, así que acá les doy una pequeña introducción. Somos cinco viviendo bajo el mismo techo. Cinco naciones, cinco historias, cinco visiones del mundo, cinco proyectos de vida. Por orden de antigüedad, estos somos:
  • Gabriel: Quebecois, nacido en el noreste de la provincia francesa de Canadá. Esta terminando el master en finanzas y es el único de los que alquilaron la casa en un primer momento que sigue acá. Por estos días esta preparando un examen en economía internacional que lo tiene muy concentrado. Tiene sus ideas muy claras, eso hace que a veces sea medio cerrado a la hora de discutir nuevos puntos de vista. Gran tipo.
  • Antoine: Francés, de la Alta Normandía. Estudiante del doctorado en biología en la Université de Sherbrooke (UdeS). Siempre con una sonrisa en la cara y muy bromista. Sin embargo tiene ideas muy claras y no tiene miedo de apuntar a las estrellas. Cada vez que lo conozco más, estoy un poco más seguro que tiene un enorme futuro en la academia. Gran amigo.
  • Hipolito: Bueno, soy yo. Nacido en el sur de los sures, ahora me encuentro casi en los norte de los nortes. Estudiante del doctorado en matemáticas en la Université de Sherbrooke. Muchas ideas a futuro, para poder trabajar con un objetivo.
  • Sandra (Piña): Mexicana, nacida y criada en el DF. Estudiante de una maestría en ecología internacional que comparten la UdeS y la UNAM. Simpática y comprometida con lo que cree. A mi me está haciendo ver otras cosas, porque la estructura interna mía no tiene nada que ver con la de ella. Un gran corazón en tan pequeña persona (mide 1.50 m).
  • Zoltan: Húngaro, nacido en una ciudad al sur de Budapest. Hizo una maestría en marketing en Francia y decidió buscar trabajo y experiencias en otro lado. Es así como llegó a una empresa que vende cuchillas para máquinas de nieve en un pueblito cerca de Sherbrooke. Es al que menos conozco hasta ahora, porque en su forma de ser es más frío y distante que el resto. Sin embargo siempre está disponible y ofreciéndose para hacer actividades en conjunto. Hay que darle tiempo no más.

Bueno, la cosa es la siguiente. Antoine está en el Parc Mégantic, un parque nacional, tomando muestras y juntando los datos que le hace falta para corroborar o refutar sus hipótesis. Ya lleva como tres semanas allá y en total va a estar como dos meses por aquella zona. La cosa es que el parque no está para nada lejos, así que por ahí lo vemos los fines de semana cuando viene. El último fin de semana hablamos bastante y surgió la idea de intercambiar roles. 

Después de algunas idas y vueltas Zoltan, Piña y yo decidimos ir a visitarlo. Salimos tipo 9 de la mañana y en Sherbrooke llovía mucho. Nosotros habíamos dicho que íbamos a ir a saludar a Antoine, así que decidimos no abortar la misión. Menos mal, porque ni bien hicimos diez kilómetros, el cielo se despejó y el día estaba perfecto para caminar. 

Después de como una hora y media de viaje llegamos a Lac Mégantic, un pueblo que fue muy famoso el año pasado porque un tren explotó en el centro de la ciudad y unas 50 personas murieron. Según yo había entendido las instrucciones de Antoine, él estaba en un chalet en la calle Notre-Dame du Bois. La idea era que una vez que lleguemos busquemos una iglesia grande, doblemos a la derecha, a 100 metros teníamos que encontrar una cancha de béisbol y ahí doblar a la izquierda. Nosotros encontramos la iglesia, encontramos la cancha de béisbol, pero la calle no aparecía por ningún lado; y el chalet, menos. 

Ahí empezamos a preguntar a un par de personas y nadie no podía dar nada muy concreto. Finalmente, me bajé a preguntarle a un hombre que estaba en una venta de garage y me hizo dar cuenta que en realidad Notre-Dame de Bois era otro pueblo, no una calle de ese. Cuando subí al auto se lo dije a los chicos, y parece que: "This gentle man just told me that we are in the wrong village" fue una manera muy graciosa de transmitírselo a ellos, porque después de eso reímos un rato largo antes de corregir el rumbo y llegar a nuestro real destino. 

Tengo la sensación de que esta va a ser una de las anécdotas que mis nietos se van a cansar de escuchar.

Llegamos finalmente al chalet y Antoine nos esperaba con café y galletitas. Después de aceptar gentilmente su invitación, partimos los cuatro para el parque nacional. Un parque muy bello y con los senderos muy bien marcados, aveces hasta demasiado. Hicimos uno solo de los circuitos y estuvo muy lindo. Tuvimos un par de vistas hermosas de la formación geológica del parque, que es bastante única. Nos reímos a lo largo de todo el recorrido y después también. Al medio de la caminata me hice de un bastón, que raudamente se transformó en una espada de Game of Thrones, que por su gran dureza la llamé "La Baguette" (después de algunos meses caí en la cuenta que baguette es la palabra en francés que usan para referirse a cualquier cosa cilíndrica larga, un equivalente a nuestro palo, por más bien que suene cuando uno nombre el pan).

A la vuelta al chalet, compramos unas cervezas y unas salchichas parrilleras. Comimos en una pequeña parrilla a gas que tienen en la cabaña y tomamos un lindo vino. Hablamos un poco más y después de eso nos fuimos los cuatro y Morgan, otra investigadora que está también en el chalet, al observatorio astronómico que hay sobre el Mont Mégantic. No había una sola nube en el cielo y a temperatura era de 10 grados. El cielo estaba hermoso, pocas veces en mi vida había visto tantas nubes en el cielo, pero esta fue la primera vez que me tocó verlo en el cielo boreal.

En el viaje de vuelta intenté luchar contra el sueño para ser un buen copiloto, pero no funcionó. 

La experiencia fue increíble, y creo que muchas cosas como estas van a volver a pasar por suerte. Ahora a volver al trabajo. Queda mucho por hacer y poco tiempo. La parte oral del predoc se me viene en dos semanas y tengo que prepararlo bien. 

Hasta pronto.

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